A mediados de Agosto suelo recordar a Ocaña. Será porque salga en procesión su virgen de la Asunción gloriosa por las calles de su Cantillana natal…será porque a finales de los setenta (80s) me lo encontraba a veces por las calles aledañas al Pla del Os de las Ramblas de Barcelona (yo trabajaba en verano haciendo helados en la misma Rambla). Sea como fuere aunque la popular subida al altar de la imagen de la virgen en Cantillana es en septiembre…a mi como preámbulo…me viene ahora a la memoria.
No lo conocí personalmente pero, sobre todo tras la película de Ventura Pons “Ocaña retrat intermitent”, para mi era todo un mito…en unos años en los que se estaba cambiando del gris de los “grises” al colorido de las flores que tocaban sus pamelas. Lo veía a veces cuando salía a comer, solía vestir de negro, llevaba un sombrero sobre su media melena ondulada…y tenía un aspecto melancólico…nada que ver con la que liaba cuando se ponía en plan histriónico con su “troupe”.
José Pérez Ocaña lucho para que su obra pictórica hubiera sido más reconocida y valorada, pero el fue autodidacta, no pertenecía a ninguna elite (ni cultural ni de otro tipo) y su cultura era popular y callejera, sin embargo no tardó en ser un conocido como personaje con múltiples etiquetas según el momento.
Yo sigo alucinando cuando vuelvo a ver la película de Ventura Pons admirando aquellas “procesiones” que montaban en plena Calle (de la Seca, ahora en pleno Borne turístico)…y con su paseo travestido por la Rambla de Barcelona del brazo de Nazario y Camilo...con la Ley de Peligrosidad Social aun vigente.
Lo de reconocer su obra pictórica sigue siendo tarea difícil (aunque cuenta con obra en el Museo de Montserrat, junto grandes firmas de la pintura) y las últimas exposiciones organizadas en honor a su figura , tras más de 25 años de su muerte, le otorgan un reconocimiento a su obra en un sentido más integral …su vida y performances como arte.
No importa, las obras que tengo de Ocaña (varios bocetos a lápiz de sus blocs de notas, algunas acuarelas y gouages) las tengo por lo que su figura representa para mi…la primera que tuve es una acuarela sobre la Asunción que ya publicaré en septiembre (si todo va bien) en recuerdo a la subida de la Virgen que él tanto veneraba. Ahora me he fijado en un par de gouages sobre papel de un bonito colorido.
Gracias a la labor de Pere Pedrals, su blog La rosa de Vietnam y su galería en el Raval (por desgracia ya desaparecida) la figura de Ocaña ha experimentado una cierta recuperación en estos últimos 3 - 4 años en Barcelona, gracias a esta iniciativa privada y seguramente no sin mucho esfuerzo por parte de Pere. Como resultado he podido documentarme mucho más sobre el transgresor artista de Cantillana, afincado en la Barcelona de la transición. De ahí supe que Ocaña admiraba a Marc Chagall…y viendo la paleta de colores de estas pequeñas piezas se puede reconocer la admiración que le procesaba, o por lo menos a mi me lo parece.
La verdad es que son dos pequeños muestras de que Ocaña llevaba a su arte por buen camino. Quien sabe donde le habría llevado si no hubiera perdido la vida ese fatídico septiembre de 1983.
Últimamente desde las instancias públicas se ha organizado alguna exposición con cierto carácter retrospectivo como la de La Virreina en Las Ramblas a principios de este año cuando parecía que el olvido desde las instituciones era ya insultante. Aunque el catálogo tres meses después de finalizar la expo aun no estaba editado, no sé ahora. También se ha producido un nuevo documental. “Ocaña, la memoria del Sol” sobre su figura de la mano de Juan José Moreno y Manuel Huete estrenado el pasado mes de Octubre…de forma que todo contribuye a una cierta recuperación del personaje.
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Ocaña - Gouage sobre papel. |
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